He creído conveniente iniciar la publicación de artículos de opinión que sirvan de referencia para la empresa familiar coincidiendo con estos días históricos en los que en España vivimos la abdicación de un rey en democracia.
Ha comienzos de junio hemos celebrado la asamblea anual de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar, las palabras del Presidente del Instituto de la Empresa Familiar, D. Javier Moll de Miguel han sido claras, el gran reto de la empresa familiar es la sucesión, por encima de la crisis económica y del propio gobierno del negocio. No dedicar tiempo a este elemento fundamental del carácter familiar de muchas empresas es una garantía de fracaso futuro del proyecto empresarial.
Entiendo que el proceso de abdicación del Rey, desde la normalidad constitucional instaurada en 1978, nos sirve de referencia por muchos motivos, he aquí algunos de ellos:
La planificación, aunque quienes no somos monárquicos de convicción entendamos con dificultad el nombramiento del heredero desde su cuna, es cierto que si este proceso se ejecuta con responsabilidad, como ha sido el caso español, permite desarrollar un proceso ordenado en el tiempo, asegurando el cumplimiento de objetivos a largo plazo y sabiendo superar los errores del día que quedan subordinados al objetivo general del gobierno del estado.
Así, en la empresa familiar es adecuado decidir desde un primer momento que papel van a jugar los miembros de la familia en el futuro del proyecto empresarial, si tendrán un hueco por su cuna o si se lo tendrán que ganar frente a otros profesionales y actuar todos los días en consecuencia.
La formación, trabajar a largo plazo con el heredero de la corona española ha permitido diseñar un proceso de formación concienzudo, asistiendo a los mejores centros de formación, compartiendo su desarrollo personal con otros jóvenes de su generación y permitiendo estar cerca de grandes pensadores y profesionales que han actuado de tutores influyendo de forma positiva en su formación.
La formación de los sucesores de las empresas familiares es una responsabilidad del fundador y de la siguiente generación, que requiere un compromiso compartido y mucha paciencia y dedicación, siendo la mejor inversión para la empresa familiar.
Elección del momento, cuando el Rey ha entendido que no estaba en condiciones de dar todo lo que España necesita, ha optado por retirarse, él ha elegido el momento, sin perpetuarse innecesariamente en el cargo.
¿Cuántos empresarios, que no han planificado el proceso de sucesión y no han exigido la formación a su sucesor, optan por mantenerse en el cargo apoyados por herederos que no dan el paso?
Así muchos sucesores viven amparados en la comodidad de depender de otro y no asumir la responsabilidad de gobierno del negocio es una posición tentadora para muchos. No estar en plenitud de facultades ni tener la capacidad de percibir y responder a los cambios del entorno es un síntoma claro de que ha llegado el momento.
Ausencia de protagonismos, el Rey se ha apartado con todas las consecuencias, no ha sido un movimiento a medias. Por otro lado es importante que estén presentes los necesarios y no asistan quienes no se mantienen alineados con el proyecto común.
Respeto institucional, situar a la corona como institución a proteger denota un sentido de la responsabilidad de gobierno que pone de manifiesto la generosidad de las personas que desempeñan la función. Para ello tener una visión clara del proyecto de país es indispensable.
Debemos evitar los personalismos en el proceso de sucesión, sabiendo ubicar el proyecto empresarial, y lo que este supone, por encima de las personas que reciben la función de gobierno. Este proceso de institucionalización es garantía de continuidad del proyecto empresarial y requiere comunicar de manera explícita la visión del fundador y los motivos que le llevaron a la puesta en marcha de su proyecto.
Comunicación controlada, todo el proceso de abdicación está siendo tratado con escrupulosidad por los responsables de comunicación de las diferentes instituciones, sabiendo la importancia histórica del momento y conociendo su trascendencia podremos entender la que supone en el devenir del proyecto de país.
¿Cuántas veces el empresario toma decisiones trascendentales y las comunica de la misma forma directa y clara que empleaba en sus comienzos?. La sucesión requiere algo más. Requiere tacto con la familia, decisión y claridad con los colaboradores, naturalidad con los clientes y proveedores y confianza con las instituciones.
En definitiva, la sucesión como la abdicación debe entenderse como un proceso planificado a largo plazo, donde la formación del sucesor es la base, sin necesidad de protagonismos exagerados, que requiere una comunicación clara, sencilla y efectiva. Trabajar en ello es trabajar en la continuidad del proyecto de empresa.
Sirva el presente artículo como homenaje personal y agradecimiento a quien a dedicado tantos años al gobierno ordenado del estado y a su transición pacífica.
PD: como regalo una conversación de un rey con su heredero que deberían tener todos los empresarios http://www.youtube.com/watch?v=MzEzqetZZoQ , espero que la disfrutéis.
En MÉRIDA a 24 de junio de 2014.